domingo, 12 de agosto de 2012

Mexico es el mejor


Ya es una condena y una muy grande. Desde el más allá o de donde sea, a Brasil le impusieron una pena que no tiene fin. Un castigo que encierra en una celda indestructible a la selección más ganadora de todas. No hay oro olímpico para la "canarinha". Ni hoy, ni ayer. Nunca.
México, que recibió un obsequio dorado a los 30 segundos, porque Rafael quiso salir jugando y dejó la pelota a mitad de camino para que Aquino la robara y se la diera al verdugo Oribe Peralta, es el campeón olímpico.
Ese México que acertó de entrada y que después jugó a no dejar jugar. A intentar contragolpear, a cerrarle los caminos a Neymar, a impedir que Leandro Damiao recibiera con comodidad, le pegó en el medio del pecho al elenco norteño. Campeón olímpico en el mítico Wembley. ¿Qué más se puede pedir?
CONTAGIO. Y al México lindo y querido le fue muy bien con la idea de abroquelarse. Porque la verdad es que la fue llevando y con pocas sensaciones de que la medalla se le pudiera escapar, hasta que Mano Menezes mandó a la cancha al poderosísimo Hulk.
Con las incursiones potentes y un cañón en el pie, Hulk le dio otra actitud a Brasil y el empate estuvo por ahí, rondando en los alrededores de Wembley. Especialmente porque el resto se contagió y porque Brasil se acordó que era Brasil.
Atacando, abriendo todo el frente del ataque, procurando sorprender con los pases cruzados y teniendo a un Neymar muy activo, Brasil amenazó y obligó a México a retrasarse en la cancha. Pero el dominador no encontró mucho la vuelta para darle bien al arco (casi todos afuera) y del otro lado México siguió tirando, de vez en cuando, algún zarpazo. Como el que casi le da el segundo gol tras otra tontería norteña en el fondo.
Ahora la grosería fue de Juan. Quiso sacarla a lo brasileño, lo anticipó Ponce y cuando el gol se podía cantar ya en las tribunas, primero achicó bien Gabriel y después el ángulo negó el tanto.
Iban 63` y quedó claro que Brasil estaba haciendo el desgaste, pero podía recibir un golpe mortal a ese sueño de terminar con las frustraciones olímpicas.
Y llegó. Ese tiro ganador, que te sube a lo más alto del podio vino. Y fue poco después de que Marco Fabián se perdió la conquista después de una mala salida del arquero Gabriel. El cabezazo se fue por arriba del travesaño, pero ese no fue el mismo destino para el impacto del héroe azteca Oribe Peralta.
Tiro de esquina, todos dormidos, menos Peralta. Cabezazo ganador y a buscar la medalla de oro. Esa que a Brasil se le viene negando desde siempre.
Claro, cuando apareció el gol para el descuento de Hulk, por más que la tribuna explotó en un solo grito, ya no había tiempo para el milagro. Ni manera de sacar del cuello de los mexicanos la presea que obtuvieron en buena ley.
PROHIBIDO. A lo mejor es por un embrujo o un castigo. Quizás por eso Oscar falló en el último cabezazo. Pero lo cierto es que esa medalla está prohibida para Brasil. Es la misma que no pudieron lograr ni los de antes, ni los de ahora.
Es un recinto que parece prohibido para una selección que rompe marcas en los mundiales, pero que no tiene ni idea dónde queda el Olimpo. México sí, la encontró en Londres 2012.
O se la dio ese señor que a Brasil no lo deja entrar entre los grandes de la historia olímpica.

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