Mucha gente en las tribunas y una sola explicación: el debut de Juan Ramón Carrasco como entrenador de Danubio. El Parque Artigas de Las Piedras se preparó para la fiesta porque Juventud, el local, pelea fecha a fecha por sumar y la visita, llegaba con la propuesta de un técnico innovador y ultraofensivo.
Pero claro, a la hora de la verdad, cuando empezó a rodar la pelota, la historia fue diferente.
Esta vez no hubo "tiki-tiki", hubo sí, intención de buen juego, de abrir la cancha, de llegar al arco rival, pero no se llegó a plasmar.
Juventud tuvo más la pelota y fue el que propició las jugadas más claras frente al arco visitante. Pero entre el viento y el mal estado del campo de juego, el cero le ganó a cualquier intentona.
Danubio hizo lo que pudo. Y Carrasco lo sufrió como loco, porque las cosas no salían. "A esa sana necesidad que tiene el hincha, quiero hacerle saber que no hacemos magia. Sabemos que todos los entrenadores trabajan, pero más que nosotros, difícil. Prometemos eso", dijo cuando fue presentado ante los medios. Y no le erró. Porque de su sello, muy poco.
"No se alarmen si ven a Carrasco de una propuesta tradicional un poco conservadora, que va a ser al inicio", dijo el día que asumió. Y cumplió. Porque su propuesta estuvo lejos de lo conocido. Apenas dos chances de gol en 90 minutos.
En la cancha, la pelota de un lado, a otro. Arriba, abajo, pero siempre trabada, con juego cortado. En pocas palabras: un entrevero.
El local llegó más. Hubo un penal no sancionado de Fernández a Báez al inicio del segundo tiempo y otro que sí pitó el árbitro y pudo liquidar el pleito, pero Ichazo le adivinó el palo al juvenil Báez y mantuvo el cero en el arco.
Esa fue la más clara del dueño de casa. Pero Danubio también tuvo la suya casi en el cierre del partido, cuando una pelota cruzada por Nicolás Díaz dejó mano a mano a Richard Núñez con Berbia. El arquero pedrense tapó el tiro con mano izquierda y envió la pelota al córner.
Antes y después, poco y nada. Sólo la gran expectativa por ver el debut de "JR" en Danubio. Y todos se quedaron con las ganas, porque no hubo "tiki-tiki".
Al fin de cuentas, este Danubio recién comienza. Tendrá que ir de a poco, despacito por Las Piedras.
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