Gustavo Díaz lo repite casi hasta el hartazgo: "Tenemos que mejorar mucho más en la finalización de la jugada y tener más minutos de presión alta". Con dos volantes de marca, uno de creación y tres puntas netos, Nacional está concebido para defenderse con la pelota y si no la tiene, sufre. Eso fue lo que le pasó en los últimos minutos ante Fénix y durante algún otro pasaje del partido.
El del sábado fue, quizá, uno de los partidos en los que el tricolor mantuvo por menos tiempo la presión que pretende el entrenador. Cuando lo hizo robó la pelota en la mitad del terreno y puso en carrera a los puntas o los laterales, principalmente Christian Núñez, pero allí chocó con el otro problema asimilado por el entrenador: la mala culminación.
A Nacional no le sobraron jugadas de gol y eso que tuvo varias llegadas hasta el fondo. "Pichón" Núñez fue una, dos, tres, diez veces, pero sus centros no cayeron en el área y cuando los que generaron peligro fueron los delanteros, fallaron en el toque final.
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