Una señal inequívoca le indica al recién llegado al calor de Panamá, algo más leve, menos agresivo que el de Barranquilla, en dónde está, con qué clima: ni bien sale del interior del aeropuerto, los lentes quedan empañados.
Esa es la razón por la cual la selección vino aquí a familiarizarse con la temperatura que le espera en el partido del viernes frente a Colombia, y también por la que el cuerpo técnico celeste ha decidido que no haya ningún "simulacro" de lo que será desde el punto de vista ambiental en el mencionado cotejo.
Esto es, uno podría imaginarse que Uruguay entrenaría en Panamá, al menos una vez, a la misma hora que se disputará el partido; y no, no será así: los celestes entrenaron ayer en doble turno, a las 10:45 y a las 18:00, en este último caso incluso ya con luz artificial, porque técnicos y médicos puntualizan que lo que se vino a lograr aquí es una aproximación al calor de Barranquilla, pero sólo eso; ir más allá, como sería entrenar a las 15:30, sería correr el riesgo de que los futbolistas se deshidraten antes y no cuando ya no hay más remedio que lo hagan: en el partido.
Dentro de ese contexto, podría decirse que en la víspera los celestes vencieron al primer rival que se les cruzó en este corto período de preparación: el tránsito de la ciudad de Panamá, que el lunes, cuando fueron al estadio Rommel Fernández a hacer un trabajo regenerativo, los retrasó y los dejó sorprendidos. Ayer salieron desde el Hotel El Panamá 45` antes de lo que la agenda tenía marcado en un principio y listo.
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