Perdió, es cierto. En alguna jugada puntual ligó poco, tuvo mala fortuna, como en el primer gol de Independiente, que fue de rebote. En otra, también muy precisa, el árbitro no cobró un penal de Galeano, que -además de haber hecho un montón de faltas, sin pasar de la amarilla- se pasó toda la noche agarrando y "tackleando" rivales en los corners favorables a los negriazules. Y también cometió errores: defensivos, como en el segundo tanto de los rojos, y ofensivos, como en el montón de llegadas que -a falta de Pezzolano- fabricó a puro empuje, y no capitalizó porque Carlos Núñez enloqueció a todo el fondo del equipo de Avellaneda pero, al menos hasta que Rodrigo Aguirre sustituyó al impreciso e ineficaz Ferreira, estuvo muy solo.
Sin embargo, pese a todo, Liverpool "remó", en todo momento -pese a los goles con que Independiente lo sorprendió en los minutos iniciales de cada tiempo- tuvo una actitud enorme e, incluso, terminó el primer tiempo arrinconando al conjunto rojo.
De esa forma, entonces, gracias a un agónico pero merecido gol anotado por Núñez, el cuadro del "Tola" Antúnez está "vivito y coleando", al haber perdido por 2 a 1, cuando ya parecía que con el 2 a 0 en contra estaba poco menos que "en el horno".
Ahora, dentro de un mes, a Liverpool le alcanzará con ganar 1 a 0 -o deberá hacerlo por dos goles de diferencia- para clasificar; algo que no será fácil, pero tampoco imposible ante un rival cuya defensa se mostró muy floja.
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